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jueves, 21 de julio de 2011

Hoy Quiero ser Injusto

Recomiendo leer mi declaración bajo el encanto de "My body is a Cage" de Peter Gabriel. Track 08 de la lista de música de este blog

Hoy quiero ser injusto.

Salir por las calles oscuras a gritar y vociferar contra todos, contra todo. Enfrentarme contra algún inocente, sin ninguna justificación, golpearlo, gritarle escupirle. Reírme mientras me golpean, mientras mi sangre escurre por mis mejillas, creerme loco. No, en realidad soy loco. Alzarme contra todo lo bueno y decoroso que aun habita la ciudad.

Un golpe de bajo resuena en mi vientre. Trato de calmarlo pero es imposible. La música suave me hace poner más tenso, como hilvanando un hilo de cristal, como esperando que se rompiera y me estallara en mis manos. A donde miro, observo posibles calamidades, posible rituales oscuros. Soy participe en todos ellos, sosteniendo dagas escarlatas, o comiendo vísceras en algún rincón perdido de un zaguán. Quiero una matanza indiscriminada. Sin justificativo, solo para calmar este picor que me sube por la garganta y amenaza con salir de mi boca. La gente junto a mí, en el colectivo se retorcerían de dolor y de pánico al verme con ojos inyectados y mi boca desencajada. ¿Tan difícil es pretender que se queden quietos mientras clavo mi cuchillo?

Hoy necesito ser injusto.

No puedo quedarme con la mascara de la indiferencia, de calma. Mi cuerpo se contrae y pide a gritos sangre, dolor y gritos de agonía. No puedo permitirme quedarme más acallado en esta ciudad que me asfixia, que me carcome, que me impide desplegar mis alas. Sí, todos son unos hipócritas (incluso usted que lee esto), no hay en mi clemencia, No hoy. Mis sentimientos en esta luna, pueden compararse a un sacrilegio. A sangre negra tiñéndolo todo. No hay calma hoy, es un continuo de frases malogradas y éxtasis pagano. De Mortíferas garras en el cuello apretando, escuchando el último vaho de inocencia de mi víctima. ¡Oh que hermoso!

Hoy, ¿Puedo ser injusto?

Y todavía pregunto, como niño, pidiendo permiso. Aunque ya mi mandíbula animal me pide cercenar humanos, en pedazos minúsculos. Aunque ya mis manos sudan al contacto con el aire, buscando algún alma descuidada y un corazón venoso. No puedo evitar pedir permiso a los cadáveres que quiero violar por más que solo me contesten con esa mueca mortuoria. No puedo dejar de ser respetuoso aun en el más vil de mis actos. Y la fiebre no pasa, y los gritos y risas de los demás se hacen más fuertes. Y la calle en vorágine me envuelve por partes, y grito sin más, hasta romper con el monótono ruido de bocinas lejanas. Hasta romper con el pánico de todos, hasta el mío propio.

Hoy merezco ser injusto

Porque él me otorgó ese derecho. Sus brillosos anteojos se fijan en mí y se ríe tímidamente. Parece escupirme, me refriega su bonachona personalidad en mi cara. Hoy me permito ser injusto. No anhelo otra cosa. Imaginarme a él encadenado en grilletes oxidados, pidiéndome clemencia como a su Creador. Me rio y lo miro fijamente. Un crescendo sale de su boca y explota, haciendo de mi éxtasis por hundir el cuchillo aun más sublime. Pide piedad, como buen cristiano conservador, pero a decir verdad no quiero dársela. Yo merezco ser injusto y eso me protege de cualquier cruz que deba cargar en el futuro. En un momento, engrillado en la pared yace mi Cristo, desangrado, ya sin brillo en sus anteojos. El cristal de sus lentes no pudo retener su alma pura que ahora debe estar lejos de mi insania. Pero no importa, me rio ante mi pecado, casi borracho por tanto crimen.

Hoy, solo hoy…injusto

Y sé que debo aprovechar mi momento de furia. Saborear cada palmo de libertad que me permiten. Hoy soy libre, por algún descuido de mi captor. Pero sé que él, cobarde y miserable terminará por encontrarme. Me golpeará y me volverá a meter en una jaula oscura. Hoy quiero ser injusto, ya que no tengo otra alternativa. Volveré lo más probable a recorrer los círculos de mi prisión como un viejo tigre de circo. El cuerpo es la jaula más resistente para la locura, aunque a veces…a veces logro escaparme.