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domingo, 28 de julio de 2019

El asensor

La vida de Jose Maria Costa se desarollaba en una completa meseta de lo cotidiano. De lunes a viernes se levantaba temprano, iba a su trabajo como empleado en la Farmacia del barrio, salia alrededor de las cinco, compraba facturas y tomaba los mates que le preparaba su esposa. Los fines de semana siempre los pasaba en casa, savlo los domingos a la tarde en que hacia la visita obligada a su suegra que vivia a pocas cuadras de su departamento. Su vida se habia vuelto una pelicula gastada cion los años y él un actor cansado que repetia su argumento con cada vez mas tedio.

Con los años a cuestas y con mas pelos blancos en su cabeza (que no eran muchos) Jose Maria se preguntaba si debería atender una y otra vez a pedidos de viejas reumaticas, a pedir las mismas facturas que hace veinte años o a arreglarle de vuelta la canilla a la suegra, hasta que un dia su cansado cuerpo y su deteriorada salud le dijeran basta. Temian que lo encontraran tendido en la cama, en calzonzillos y lo eterraran junto con extraños a los que nunca conoció, solo para escatimar flores a la hora de las visitas mortuorias.

Por eso deseaba con ansias ser testigo de algo milagroso. De joven creía en tierras fantasticas, en animales imposibles, en espiritus indomables y brebajes mágicos. El se propuso entonces dedicar su vida al estudio y descubrimientos de lo imposible. Descubrir el elixir de la vida eterna, o al menos algun brebaje que le permita permanecer lozano. Sus sueños se fueron truncando y a lo maximo que aspiró en su vida fue en ser aceptado como ayudante en la Famacía, un favor que el señor Bejermann le hacía a su mandre, una de sus mas antiguas clientas (las malas lenguas decían que ella y Bejermann tenian un amorío, otras que lo hizo para que la señora no ventilara que el farmaceutico andaba vendiendo medicamentos adulterados).

Por eso cada vez que cruzaba la puerta de entrada del edificio y se dirigia al ascensor (el vivia en un sexto piso) siempre repetia su oración. "Por favor, denme algo". Obviamente nadie respondia sus suplicas y a decir verdad, con el tiempo, fue perdiendo intensidad en su orar. Hoy en dia apensas si era un hilo de voz, que se reducia a la nada si tenia la desgracia de compartir el ascensor. Las puertas se abrían y lo dejaban en su piso, dia tras dia. hasta que un dia, resignado se dejó de solicitudes ascensoriles. Había aceptado su tediosa esxistencia y, resignado, se hundió en ella.

Era septiembre y los primeros calores se sentían en el aire. La juventud se reunia en plazas luego de las clases y las personas se tornaban un poco mas alegres. Lo justo y necesario para no desentonar con un barrio perverso y gris. Jose María habia desarrollado con el tiempo una aversión a esta epoca. Se sentia exluido, expulsado. Miraba  a las señoritas en la plaza y se lamentaba de ya no ser. "Ay! si yo fuera mas joven..." murmuraba en silencio. Para el no habia amores de verano, ni viajes, ni aventura. Le tocaba soportar los calores de esa ciudad con un viejo ventilador, andando en ropa interior por toda la casa, para encono de su mujer. Es cierto que disponia quince dias de vacaciones, pero el ya habia renunciado a cualquier viaje. Para el cualquier locación era la misma y deparaba el mismo destino faltal. El retorno a su miserable vida.

Un dia de esos dias de calor incipiente volvía con su religioso paquete de facturas, mas fastidiado que otras veces. Regresando de la panadería se detuvo un instante en la plaza a observar un grupo donde habia unas muchachas muy agraciadas. Obviamente no las miraba directamente, fingía que trozaba un pan para darle a las palomas mientras lanzaba miradas furtivas para ver por un breve segundo los muslos de las señoritas. Se disponía a irse ya cansado cuando una de ellas, quizas la que le resultaba mas bonita, le pregunto la hora. "Perdone señor, ¿tiene hora?" Hacia mucho tiempo que se habia recibido de señor, todavia tenía suficiente pelo negro para tomarlo con gracia, y a estas alturas ya no le impotrtaba. Pero ella con esa frase lo habia despedido de cualquier esperanza, aunque millonesima y totalmente infantil, de algun romance furtivo.Comprendió en ese instante que ya las primaveras y los veranos no eran para él. José Maria ya era otoño con algunos vientos frios que se acercaban desde el Norte. "Seis menos veinte" dijo inmutable y emprendio la vuelta.

Ya en la puerta del ascensor, en la soledad de un recibidor oscuro, murmuró lo que hacia mucho no decia "Por favor...denme algo...algo, por favor" . La alarma del asensor inmutable respondio a su suplica y las puertas del mismo se abrieron. Resignado entró, apoyando su cabeza contra el vidrio de la pared.

El trayecto generalmente duraba, si nadie subia o bajaba, mas o menos unos quince segundos. Ya su cuerpo insitintivamente le indicaba que debia girarse y enfrentar la puerta para salir. Sin embargo esta vez la puerta no se abrió cuando debia, el asensor siguio subiendo. Pensó que alguien lo habia llamado de mas arriba, aunque le parecia raro que ese modelo de elevador tuviera esa falla. Cuando se le ocurrió ver el visor que mostraba los pisos marcaba el 20. Su edificio tenia 12. Por breves segundos solamente atino a ver como el marcador subia y subia. Luego trato de accionar el boton de Pare, luego el de alarma. El asensor continuaba su marcha inexorable. El sentía la sensacion de estar subiendo desde luego, pero infantilmente pensaba que deberia haber sentido en algun momento algun choque o estruendo al haber perforado el techo del edificio (siempre sus pensamientos tuvieron ese dejo de infantil). Desesperado empezo frenetico a tocar todos los botones, a gritar y golpear el compartimento. Despues de mucho rato, cansado, agitado y sudoroso, devino el cansancio. Se durmió aun con la sensación de estar elevandose. El visor quedo fijo en 99.

Quizas un roze  calido fue el que lo despertó. Se habia acurrucado en una infíma esquina del ascensor mirando a la pared. Las  luces del mismo estaban apagadas y el recinto se iluminaba apensas con el centelleo las luminarias de la botonera. La sensación de elevación proseguía, pero habia algo nuevo. al darse vuelta vio una figura como parada mirando la puerta para salir. En la semi penumbra creyo reconcoer a la chica de la plaza.

- ¿Donde estoy?
- En un ascensor ¿No lo ve?
- No creo comprender.....
- Nunca lo hizo señor Costa
- ¿Como sabe mi nombre? ¿Quien es usted? 
- Se muchas cosas Costa, digamos que es mi maldición. En cuanto a quien soy se lo dejo a usted. Soy nadie. Una brisa, un rumor. Podria decirle mi nombre pero la verdad ya me lo he olvidado. De cualquier modo me parece imprecedente.
-Usted se parece a.....
- Si, bueno. Es lo que usted ve. Algunos me ven como un caballero robusto y decidio. Otros me llaman vieja pordiosera. usted me ve como una adolescente de muslos firmes a la que recordará en el baño cuando se masturbe a escondidas de su esposa.
- ¡Como se atreve! No le permito pequeña fo...

En esos momentos Jose Maria estaba empezando a incorporarse, pero subitamente se dejo caer sentado al suelo a causa de una fuerte puenzada en su corazon. Se agarraba el pecho con desesperación. Traba de mantener auqnue sea una debil mirada a su compañera, mientras esta se inclinaba para que la vea mejor.

- Creo que me va a dejar muchas cosas señor Costa. Recordara que usted pidió esto.
- Yo...no pedi nada.
- No mienta. Usted pidió algo que lo sacara de la brutal rutina, de su vida de mierda en la que se dejo caer mansito. pedía a gritos una salvación a su efimera existencia. Pues bien aqui me tiene. Puede decirse que soy su Revelación.
- Yo pedia por un milagro....
-¿Y acaso esto no lo es? Esta atrapado en un asensor, en movimiento perpetuo sin poder salir. Esta hablando un ente que no sabe como entró y al parecer ejerce sobre usted un control mortal. Creo que eso califica como milagro ¿no lo cree?
- Vayase a la mierda. 

El dolor volvió y esta vez Jose Maria expulso un grito que reboto en  las cuatro apredes, como un coro desgraciado.

- Mire. la situación es esta. Usted no hizo nada para merecer ningun beneplacito celestial. No realizó ninguna proeza atletica ni fue un servidor carismatico de la sociedad. Siempre se abstuvo de ayudar a los que estaban peor que usted. Siempre fue a menos en su vida. Acepto su realidad tal cual se la presentaban los demas sin oponer resistencia, sin largar una puteada. Se convirtó en un viejo gris, que es ignorado en su trabajo y en su hogar. Que apenas si le dirige la palabra a su esposa. Ya no digamos hacerle el amor. Lo peor es que el unico culpable de todo esto...es USTED. Agradezca que auqnue sea, en el final, le permitan confirmar que hay otro lugar donde los milagros si existen. Lamentablemente, no podrá ir jamás.

- Quiere decir....Me muero ¿Verdad?. Puta madre...supongo que tiene razón. Esperé demasiado. temi demasiado. Nunca asumí riesgos para no perderlo todo. Siempre me fui al mazo. tengo una vida que aborrezco pero que yo elegí. Nunca opuse resistencia. Creo que si existen los dioses me dejarán en el quinto circulo del Infierno, por tanta pereza en mi vida. 

- la Divina Comedia. Puede dejarse de referencias estupidas Costa. No hay infierno fuera de la Tierra. 

-¿Y entonces? ¿A donde estamos yendo? Necesito saber donde voy a ir despues de morirme

-Ohhh, todos quieren saber eso. Comos si eso de algun modo los tranquilizara. ¿Que pasaria si le dijera? ¿Sería una mejor persona? o por el contrario, al ya saberse redimido o condenado ¿Se sumergiria en los vicios? creo que lo que verdad busca es una excusa para justificarse. Creo que se siente seguro si el destino se lo arman los demas.Se lo digo, pero a cambio quiero algo.


-¿Que quiere? dijo José Maria ya casi desmayado.

- Esto. Dijo la muchacha. Y le dió un beso pasional. Un beso juvenil lleno de vigor y perfume. Por primera vez en mucho tiempo José María sintió un ardor en todo su cuerpo. Volvía por un segundo a ser joven. La joven lentamente aparto sus labios, suspiró y finalmente le dijo.

- Usted no va a ningún lado Costa. Todos están muriendose, algunos más rapidos que otros. Y no importa la velocidad de la agonía sino que hacemos en ella. Los milagros existen, si. Pero no esos berretines de magos y sacerdotes. Cualquiera que se planta ante una minima injusticia realiza sin saberlo un pequeño milagro. Lo mismo que el que ama aun sabiendo que no es correspondido. No sabe lo dificil y exiguo que se ven estas cosas. Menos aun que la aparicón de palomas o santos. No Costa, es un error pensar que del otro lado hay algo. Ahora si me permite, creo que va siendo tiempo de que esta charla llegue a su fin.

Un dolor muy fuerte le ahogo el corazon. Por unos segundos creyo ver una mano que le acariciaba la frente. Luego una luz flamenate que lo encegeció despues unos gritos desepserados. Por ultimo una sirena de ambulancia.

Había pasado un año desde el episodio cardiaco en el asensor. Los medicos le recomendaron reposo absoluto y tratar de no tener situaciones de stress. ya no trabajaba en la farmacía. Pudo conseguir la jubilación anticipada. Trataba de evitar la plaza cuando volvia de la panadería. Todas las noches le hacia el amor a su mujer. le decia que la amaba y acaso era cierto. Mientras pudo subió los seis pisos por la escalera.

Fuente de imagen:https://i.pinimg.com/originals/f2/51/95/f251950a0719b7785fceb0e54357c4f7.jpg





sábado, 20 de julio de 2019

El deseo de ya no ser (hasta que se me ocurra un mejor titulo)


Se despierta con la intención intangible de realizar un robo nocturno. Una cacería de lo inaudible. Volver al baile oxidado de viejas alegrías, que en la temprana madrugada otrora danzaba. La casa se encuentra en penumbras, completamente cubierta por un manto negro y sin ningún sonido. Esto ultimo le parece desalentador ya que siempre prefirió un tenue rayo de luz colándose por las ventanas a la completa oscuridad. Una vaga pregunta le empezaba a erosionar lentamente su cabeza ¿Seria capaz?

En su ajetreada mente siempre  prefirió a las viejas maquina dactilograficas, ya que aseguraba la presencia de un alma en esos vetustos aparatos de metal. Las nuevas tecnologías y su etérea omnipresencia a sus ojos representaban meros remansos donde las palabras no encontraban mas que sitios pasajeros donde posarse. Aspiraba a la eternidad, sin embargo sabia que su única posibilidad esta noche seria enredarse en la telaraña digital a la búsqueda de algún verbo desprevenido. Encendió su computador y espero pacientemente.

Al rato se dió cuenta de lo improbable de su cometido. Conocía las limitaciones de su empresa, su propio cuerpo le decía que el paso del tiempo había carcomido su capacidad de capturar las palabras deseadas. Había perdido plasticidad en este juego. la pantalla reflejaba un punto titilante en un fondo blanco, una creación inconclusa. En esos momentos de indefinición creativa, deseaba con ansia algún suceso fútil que le marcara la punta de ovillo. Pero estaba solo en la habitación oscura y la pantalla blanca seguía mostrando ese insolente punto titilamte.

Conforme pasaban las horas y empleando algunas artimañas (como por ejemplo leyendo algún pote de yogur vencido o suplicandole a su gato que le maulle alguna verdad irrefutable) pudo conseguir que algunos vocablos confundidos le creyeran. Sin embargo, sabia que no podría compararlos con las presas que supo cautivar tiempo atrás. Estas eran avecillas que acababan de salir del nido, hasta le dio lastima embaucarlos de esa manera. Conformar un texto tan mediocre, a estas horas de la noche.

Pero fingió satisfacción, y la faena fue completada con total ligereza. Quizás sea cierto lo que los duendes de la plaza le dijeron. Que hoy en día nadie busca el verso perfecto, que ya no hace falta padecer miserias para escribir mas o menos bien, puesto que hoy dia nadie escribe. inconciente al negarse a  prescribir. 
Que su mundo de fantasía estaba destinado al olvido, siendo él un

Se disponía a volver a su mundo de conforme habitualidad. A guardar sus gastadas herramientas. Tal vez el mismo haya vuelto a ser un polluelo que todavía aletea en el nido sin poder volar. Antes de que la habitación vuelva a estar en penumbras oye a su gato que sin moverse del sillón cerca de la estufe le dispara: Quizás, quizás, quizás. Se fue a dormir con la duda de si era una respuesta o el felino estaba tarareando otra vez dormido esa famosa canción.


Fuente de imagen:https://cuentodepinocho.com/category/cuentos-de-pinocho/





viernes, 12 de julio de 2019

Entre Cistole y Diastole


Es raro verme a estas horas ultimamente. Uno parece estúpido agazapado entre arbustos que empiezan a sentir la helada de la noche sosteniendo inútilmente una vieja red atrapa mariposas. Debo admitir que fue difícil encontrar un sitio adecuado ya que en el deambular cíclico de los últimos años, caímos en un lugar de poco verde y mucho gris. Unos brotes que asoman desafiantes entre las baldosas se convirtieron en mi escondite de cacería por esta noche.

Admito que estoy falto de practica. Ni la melodía de corazones bombeantes me hace mejorar mi concentración. Soy un engranaje ruinoso, oxidado, al que se le olvido girar. Me siento un extraño, un impostor tomando el recreo de otra persona. Ni rezos ni música sacra pueden torcerme en estas divagaciones. En un lago de piedra y cemento estoy, estúpido tratando de cazar la palabra justa sin la carnada correcta.

Y en esta vigilia de invierno se replantea uno porque decidió volver al juego. ¿Porque dispone uno retomar una causa ya olvidada en vez de envolverse en una manta frente a una pantalla viendo una serie hasta que la luz se me cuele entre las rendijas de la sala? Desde que abandoné este hábito malogrado de trasnochar para autoflagelarse en rima, tendí a materializar los hechos que me rodeaban. Cedí en lo onírico, para tratar de que se me vea como un buen esposo, un profesional honorable. Y en lo mas desafiante, un Padre. Actividades tales no se correspondían con los sueños de un niño eterno que se deleitaba en un jardín abandonado en las noches calurosas de verano. Por lo tanto tuve que dejarlo ir. Para  convertirme en esposo, profesional y Padre. Permití que las canas se quedasen a vivir en mi barba, que mi gato no me hablara (salvo cuando exige comida mi gato no me dirige palabra) y que me llamen señor. Comprendo ahora que el niño al que deje ir nunca va a volver a pesar de los esfuerzo que uno haga., de estar sentado en una fría noche de Julio en el único arbusto de todo San Martin esperando que aparezca.

Quizás lo único que no haya cambiado es que el frió me motiva, me acelera. La oscilante tensión en los músculos al sentir la brisa escarchada me devuelve al estadio primigenio, donde todo comienza. Y quizás sea este un nuevo comienzo dentro de un universo de infinitos comienzos. Como el bombear de un corazón cósmico que entre sístole y diástole nos regala la creación.

Probablemente sea un impostor. No me congraciaré con las viejas palabras, eso es seguro. Empezaré con pequeños gateos, para ganar confianza. De aquí a un tiempo podré volver a caminar, sentirme seguro de mis movimientos. Progresivamente y si mejora mi pronosticó podré volver a extender mis alas. Volver a volar

Fuente de Gif: https://ashokbhaimbbs.blogspot.com/2017/08/symptoms-of-heart-disease-and.html

jueves, 11 de julio de 2019

El Retorno Ciclico (Un Eterno Volver)



Con el plumero en mano, me decidí una vez mas en abrir la puerta de este espacio. La buhardilla acogedora de musas y Neiras por igual se encuentra ahora vacía, salvo por alguna araña aletargada, cansada de sacar el polvo de su tela.

Y es que en verdad repasando las fotos y los manuscritos que se dejaron desparramados por aquí me doy cuenta de que nunca los pude haber escrito. Fue otra persona, o tal vez fue otro tiempo. Aquel que haya dejado los versos que se encuentran en este rincón oscuro era un disparatado bufón de corte, que buscaba siempre los versos mas escandalosos y siempre se ufanaba de cometer errores de ortografía. No reconozco en él algún rasgo que me devuelva el espejo y sin embargo...

No es la humedad del ambiente, eso siempre estuvo. También ese dejo de hollín a olor antiguo que se colaba en los textos de vez en cuando.  Simplemente es que la silla es ocupada por un plebeyo, un forastero de este cuarto. Los cadáveres de cera desparramados parecieran lanzarme miradas acusadoras.

Elijo hoy ser refugiado de lo moderno. En tiempos de redes sociales, instantaneidad y liquidez me siento cómodo recluido en pequeño cuarto rodeado de paginas amarillentas, esperando que mi te con Tía María este listo.

Aquí estaré, de vez en cuando. Con la merienda preparada y la luz de la tarde colándose por los huecos de la madera. No se alarme sin embargo si no le abro. La soledad es a la primera que estoy esperando.

Fuente de gif: http://pa1.narvii.com/6232/0420d9dd04c5fe1b6e36db556c105515375492a0_00.gif