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lunes, 29 de marzo de 2010

¿Debo matar a la reina?






La madrugada del 29 de Marzo , me despierto en mi habitación. No comprendía nada, no sabía en qué lugar me encontraba y en que sitio se hallaban las infinitas partes en que me había dividido. Lentamente fui reconstruyendo lo que había pasado. Decidí cometer un acto de blasfemia. Decidí grabar las vivencias que había tenido en la esfera de lo onírico. Me incline a contar un sueño.

Ya los borrosos recuerdos, se estaban fugando para volver a su tierra. Decidí entonces grabar lo que todavía recordaba. A duras penas salió este ensayo, que ahora paso a trascribir.

Recuerdo primeramente estar en la casa de mis abuelos paternos. No sé porque, pero era esa casa aunque no era ni por lejos la imagen que , conscientemente retengo. Esta era una casa mucho más grande, con un patio frontal que se asemejaba al original. Mi padre estaba viviendo ahí. No lo vi nunca en mi sueño, pero sentía, sabia, que estaba viviendo en esa casa.

De la escena no me acuerdo mucho, se que de repente me encontraba en una escena estilo el exorcista, tratando de atrapar a una niña a la que se le había metido un ser demoniaco. Un ser que se asemejaba a un garabato con una furia rayada en la parte de la cabeza de color rojo, que eran los ojos. Lo que si me acuerdo era la voz. Aguda, metálica, chillona. Se reía, blasfemaba.


La hermana de la niña (que no sé porque estaba ahí, ya no recuerdo tanto) y yo logramos sacar al ser, y lo aplastamos contra el verde jardín de la casa de mis abuelos. Pero…no era el demonio. Era una ilusión. La niña se nos estaba riendo. Era ELLA la demonio, que se nos mofaba. No solamente era un demonio. Ella era el vacio infinito. Que nos abarco rápidamente en forma de vórtice.Todo casa, barrio, la hermana y yo desparecimos en el. Solo quedo el verde jardín. Solo quedo el pasto, para recordarme que el vacio es inexorable, e inevitable. Las palabras “The End” aparecieron. Estaba en una película, y sin querer (¿O quizás si?), había tomado el rol de espectador.

Otra escena, otro escenario, que cambio fugazmente en un vuelco de cámara. El verde pasto se trasformo en una calle vacía y oscura, De edificios abandonados. Mohos y corroídos por las ratas, estos edificios estaban muertos. Y yo en medio de este paisaje inspirador, flotaba alrededor de ellos. No era una flotación cualquiera. Era más bien..una flotación guiada. Mis piernas flotaban y me impulsaba con las manos, como si estuviera en un carrito invisible. Como si una fuerza superior jugara conmigo y corriéramos carreras de carretilla.

Pero podía volar. Saltar alto, impulsado por mis manos poderosas y dar vueltas y piruetas por los aires. Y caer al piso, donde golpeaba este con mis puños y una fuerza, un vaho celeste, se desprendía, y volvía a flotar. Rebotaba eternamente. Ascendía al cielo como un Dios, como un ser de luz, y caía como un sucio mortal, impregnado de fuego y mugre. Un odioso hereje, que resurgía en ciclos sin fin. Hermosa la sensación de flotar, de sentirse impulsado. De casi explotar en una supernova. De ser poder, poder estelar.

Otro giro de cámara. Otra historia distinta (¿o quizás…?). No me acuerdo mucho de la primera parte. Sé que quería descubrir algo. Que era LA VERDAD. No sé qué o cual era, y no la descubrí tampoco, así que no me pregunten que era. Estaba si, viajando de tren en tren, y cada tanto o una anciana o un hombre de sobretodo y gafas oscuras me decían pistas. Que tampoco recuerdo. Solo recuerdo una pregunta ¿Debo matar a la reina? Nuca sabré quien era, y porque quería matarla.

En fin, por una u otra cosa, algo me llevo a dejar la búsqueda. Me encontré siendo presa de la seducción de una afamada estrella musical (pista: Acaba de grabar un video junto a Lady gaga). No sé porque aparece ella aquí. Supongo que como toda película necesita una estrella reconocida para atraer al público.

De cualquier modo, me quería comprar unos caniches que fueran a tono “con mi personalidad”. O algo así, en sueños sonaba coherente. Créanmelo.

De pronto, en medio de toda esa atmosfera almizclada y aroma a mujer, se me proyecta la imagen de toda la gente alrededor del mundo quieta. Con los ojos tapadas por parches. Muda, inmóviles como estatuas. Las vi y de repente, como si una maquina empezara a funcionar, dieron un retobe hacia atrás, y mecánicamente todo el mundo empezó su ciclo. HAsta creo haber escuchado el sonido de un motor encendiendose.

¿Los controlaba alguien?¿Me vieron y por eso alguien jalo los hilos de los eterno títeres? No sé, pero de repente aparece el mismo tipo de antes, con su sobretodo y tapado los ojos detrás de los lentes. Parecía ciego, como los demás que no podían ver.

El me da un par de anteojos, una pastilla negra, un pedazo de papel escrito, que no alcanzo a leer ( y nunca sabré lo que contiene) y me dice al oído “anden 18”.

No sé porque, pero ya me encuentro en ese anden. El mismo hombre se me presenta, vestido de mendigo. Se lo que debo hacer. Tiro la pastilla, y sale un humo gris, que lo cubre todo. Me pongo las gafas y en ese momento mi informante se saca el abrigo, dejando ver un buzo que en letras que solo podía ver con los anteojos y dentro del humo, decía “¿Debo matar a la reina? ¿Debo matar a la reina? ¿Debo matar a la reina?” Estaba escrito repetidamente en diagonales, formando una grafica de rombos que abarcaba todo el buzo, como cicatrices.



Antes que el humo se disipe, y nervioso, el hombre se saca el buzo y bajo el mismo método, en su remera leo una definición. No recuerdo que era, y ese momento no la entendía, había quizás dos palabras subrayadas.
No pude llegar a descifrar el mensaje. Un disparo, o un petardo de este lado de la pared me trajo de vuelta.

En mi cama a las 4:25 de la mañana. A oscuras en mi habitación, con la esencia fresca de lo etereo en mi cuerpo. Sintiendo los latidos que galopaban de tantas andanzas. Estaba en mi habitación sí. Estaba en lo que algunos llaman realidad. Estaba del lado mortal del muro del universo, donde todos somos vacio indefinido.

Y ahí, después de lo evanescente, pequeñas burbujas todavía flotan alrededor mío. La percepción después de lo vivido cambia. Mi habitación es lo único que existe en el mundo. Fuera de ella hay oscuridad, reina la nada. Siento que esa caja me mantiene fuera del silencio, a pesar de que afuera todavía cantan los grillos, y el tren a Constitución comienza a pasar.

Sé que lo que viví es real. Me niego a pensarlo de otra forma. Son recuerdos, no sueños.
Decidí esta noche, a la espera de que alguien me invite de nuevo al juego mortal (¿la vida?) cometer una blasfemia, y contar algo que el ente humeante, que de noche sale de mi cuerpo y vive en otros planos dejo grabado en mi. ¿Quién será la reina? ¿Qué decían los miles de mensajes que nunca llegare a leer? ¿Qué numero saldrá mañana a la Quiniela?

Imagen: Pintura de Salvador Dali

viernes, 26 de marzo de 2010

Sonidos y una vuelta recetada


Viernes, es de madrugada ya. Como siempre, me rehúso a irme a dormir temprano a descansar un cuerpo trastocado por la vil semana de estudio y trabajo. Debi ser en otra vida un Bon vivant, vivo en fin de semana, muero el lunes, resurjo el viernes…un eterno ciclo de Ave Fenix

Das große Lächeln der Nacht ... mein Lächeln ohne Zähne

Me he dado cuenta que ya no salgo por las noches a buscar musas, a cazar palabras ocultas por las piedras. ¿Me he olvidado quizás? Quizás, o tal vez sea un cumulo de excusas que no dejan salir de mi caparazón. Por eso he decido armarme de pequeñas lagrimas y granos de arena. Palabras quizás almibaradas que trato de sacarle lo dulce. Tornarlo amargo, vivo, poderoso.

Die Wort-Regierung, und die Könige sind Despoten, schöne Despoten

Por más que mi ser estéril y perezoso se niegue, quiero volver al reinado de esas bellas y terribles palabras, que me enmarcaron en un mundo olvidado y desierto, al que supe amar. Donde ninfas ya cansadas y ojerosas se ofrecían ante mí y yo trataba de acariciarlas, de amarlas. Y se me volvían polvo cuando de ellas se desprendía un gemido de placer. Siempre cerca de la perfección, nunca tan lejos de lo inocuo.

Y estoy en un camino desierto esperando la acción oportuna para salir al encuentro del verso perfecto, de la palabra, del sonido puro. Pero soy un ladrón sin víctima, perdido entre los sonidos de bombos y tablados. Sonidos metálicos que canta un tal señor Jaime allá a los lejos.

Momo, Colombina, palabras hermosas, palabras paganas que vienen a mi, y me invitan a jugar.
Nunca vi una palabra que no sea una niña, o una mujer ardiente. Esa dicotomía, es la que me seduce a entrar a su mundo. Soy un ser dicotómico, quiero llorar con la niña, quiero amar a la mujer.

Die Wörter verwelken bis an Sonnenaufgang nicht. Wir sind wir, dass wir bis verwelken

El sonido metálico continúa. El señor Jaime ahora, me recuerda a grandes urbes de plata, gastadas por la historia. Gastadas por tanta gente que vive en ella. Un sonido de bandoneón se fusiona con una guitarra, y una suave voz nace. Es un espectáculo hermoso. No de ver, sino de oír, de jugar con ese sonido que nos abraza y quiere aprender a volar.

Derjenige der kann unterrichten, um zu fliegen? Nur die Vögel, und die Versuchungen

Elefantes, elefantes dadaístas se me sumergen de repente, ante resoplidos de músicas y ritmos olvidados, allá a los lejos. Y los veo, y los siento, y es un vórtice infinito que me atrapa. Y se derrite, y yo soy viscosidad impúdica. Y yo soy vida primera, dispuesta a salir a explotar

Ich bin schmutzig, gebe es zu. Meine Seele wird gelangweilt die Hände nicht, gereinigt zu werden

Y estoy exhausto. El señor Jaime toca una canción tranquila de despedida. Y vuelvo a mi casa,
abro la puerta. Por un instante siento deseos de volver. De volver y ser pequeño, de ser un punto. Pero no, la finalidad de cada uno es justamente volver a nacer. Como un juerguista que se cree Ave Fénix

Nota: En otras notas, hice algunas acotaciones en frances. Ahora en Aleman. Las palabras no son simbolos, son tambien sonidos. Olvidense de los simbolos y disfruten de la musicalidad.

Imagen: del blog http://www.koinovacance.org/luen/theblog/otherpics/pagliacci_la_colombina.jpg

lunes, 15 de marzo de 2010

El sueño profugo ( septimo mes)


¿A quién no se le quedo un recuerdo efímero de sueños que acaba de tener? ¿A quién esa frontera le pareció más de una vez difusa?

Me encanta soñar. Me entretengo con los sueños que puedo recordar, ya que los disfruto como un niño. De hecho allí soy un niño, que sabe que está en una tierra fantástica y caduca. Y sé que vuelo, que nado, que floto por las nubes, y que me enciendo una y mil veces en fuegos de velas de Templos. Templos de dioses paganos, hermosos y jóvenes que en mis sueños todavía tienen su reinado.

Une longue vie au Roi la Grimace

Y es una lástima no poder retener recuerdos de ese mundo colosal e infinito. Pocos segundos basta n para que la realidad me abata con su cadencia a los malos hábitos, a la vida mundana que se me presenta simple y plana. No hay pliegues no hay arrugas. No hay sueños en dobladillo.
Y sin embargo algunas cosas me quedan en mi cabeza. Montañas que luego se trasforman en casas victorianas y luego en playas. Autos que se desarman, para permitirme volar a pocos centímetros del pasto verde. Si, muy bajito, tengo vértigo.

Y sobre todos los sueños, solían ser espacio para imaginarme mujeres imposibles. Y eran imposibles porque eran hermosas, y sabia que en ningún lugar de la Tierra habitaban dichas mujeres. Créanme y sin ánimo de parecer pedante, me imaginaba a mujeres que sobrepasaban el entendimiento humano. Yo disfrutaba de sus cuerpos estigmatizados por perfumes lejanos y por vahos trasparentes, que hacían de sus ojos y su cuerpo todo, algo etéreo. Y a la vez perfecto. Veía la perfección varias noches a la semana, y la realidad me golpeaba cada mañana con un ladrillo de sol y aullidos de reloj.

La femme rêvée est à la fois la femme imposible

Y digo esto en pasado. Porque hace unos meses, quizás uno de estos sueños se me escapo de mi cabeza. Y me abrazo en mi cama. Y era real, y mis manos tocaron las suyas. Y cuando solo el despertador, me dijo que lo apagara. Mi princesa, la excepción de todas mis reglas.

Feliz Mes Osha!